Imagen sacada de Alcanzaloconsulting |
La
vida es una larga carrera de obstáculos que hay que superar para
llegar a la meta. Los obstáculos difieren de una persona a otra,
cada uno tiene su propia vida, cada uno hace su propia carrera.
A mi
no me gusta correr, supone un gran esfuerzo para acabar empapada de
sudor y los beneficios que se obtienen no son ninguna prioridad para
mi, prefiero dar un paseo aunque no dudaré en sentarme a leer si
tengo la oportunidad.
Los
primeros años de nuestra vida nos los pasamos aprendiendo a andar
para luego poder correr esa carrera de obstáculos que es la vida,
pero creo que yo no aprendí bien.
En
casa y en el cole aprendemos a tener miedo al fracaso y a superarlo. En casa
nuestros papis nos enseñan a ponernos en pie y a dar los primeros
pasos, cuando tenemos un poquito de confianza nos alejan unos cuantos
pasos para que vayamos solos hacia ellos, y tenemos miedo de fracasar
porque supone caerse sin llegar los brazos de papá o de mamá, si
nos caemos no llegamos a la meta. Nos levantaremos o lo más seguro,
nos levantarán, y lo volveremos a intentar. Cuando ya somos más
mayores seguimos aprendiendo en la misma dinámica, la única forma
para conseguir ese juguete que tanto quiero es sacar buenas notas, si
suspendo o apruebo por los pelos no tendré aquello que tanto quiero,
da igual cuánto me haya esforzado porque no he sacado un notable,
tengo miedo a no llegar al notable porque es mi única esperanza.
Existe
el miedo al fracaso y en casa y en el cole me enseñan que para
superar ese miedo sólo hay que levantarse y esforzarse más. Si consigues
realizar bien la tarea aunque la detestes, te sentirás feliz porque
has concluido ese esfuerzo y porque obtendrás aquello por lo que te
has esforzado.
Pero
hay algo que a mi no me han enseñado o no he sabido aprender,
rebusco por todos los recuerdos de mis 27 años de vida y no
encuentro aquellas enseñanzas que te ayuden a superar el miedo al
éxito.
He
sido una niña lista, bueno más bien listilla, todos los profes se
lo decían a mi mami cuando tenía reunión de tutoría porque o bien
había suspendido alguna asignatura o a pesar de haber aprobado
sabían que no me había esforzado ni un poquito. No les faltaba
razón. Supongo que mi madre está cansada de escuchar “Es una niña
muy lista, puede hacer lo que quiera en la vida, si quiere”, yo
también estoy cansada de escucharlo cuando todavía me lo dicen.
Que
soy vaga y comodona lo sabe todo el mundo, hasta yo. Procrastinador,
es la nueva definición a la que nos hemos acogido muchos de los que
presentamos los síntomas de aplazar las obligaciones hasta el último
minuto por hacer otras cosas que no tienen importancia pero son más
placenteras. Pero yo me pregunto ¿todos los procrastinadores son
vagos y comodones? Yo creo que no.
Miedo
al éxito ¿cuántos de aquellos que no nos esforzamos tendremos este
miedo? Poco se habla de este problema, todavía hoy los psicólogos
son reacios al término. Parece casi inconcebible que alguien tenga
miedo a lograr sus propósitos, es más lógico que tengamos miedo a
no conseguirlos. El miedo al éxito va relacionado con el miedo al
fracaso, pero atiende a diferentes problemas.
El
miedo al fracaso conlleva primero a no lograr aquello por lo que has
trabajado y después al mal sabor de boca al ser criticado por
fracasado, donde eres tu el mayor crítico. El miedo al éxito no se
debe a tener miedo de hacer algo bien en sí, sino que una vez has
llegado arriba no te permites volver a bajar y crees que si bajas de
ese estado de éxito estarás defraudandote a ti y a los demás.
Cuando
eres lista y puedes hacer todo aquello que te propongas todas las
personas a tu alrededor (y tu también) tienen la expectativa de que sea lo que
hagas, lo harás bien. Una misma sabe que si quiere lo puede hacer
bien y que si se esfuerza puede hacerlo de matricula de honor. Ése
no es el problema, el problema viene después. Como he dicho, el
mayor crítico es uno mismo.
Cuando
consigues hacer algo bien o muy bien o realmente espléndido te
sientes bien, pero luego no soportas bajar el listón en ningún
momento porque sabes que puedes hacer todo aquello que te propongas.
Pero una vez consigues algo, todo tu entorno está alerta y te anima
a que hagas otra cosa más porque seguro que te va a salir bien, y
después otra, y luego otra porque ¡una persona a la que le salen
muchas cosas bien no puede dejar de hacerlas!.
Quien
tiene miedo al éxito tiene miedo a bajar la guardia en algún
momento, algo que es de lo más humano, tiene miedo a bajar la
calidad y también tiene miedo al fracaso, como todos. Hay que añadir
también a que no siempre se tienen las mismas fuerzas o las mismas
ganas para estar constantemente esforzándose.
Dicen
los psicólogos que el miedo al éxito se debe a una baja autoestima
o sentimiento de inferioridad. Yo creo que es justo todo lo
contrario, que nace del ególatra y del narcisista; sabes que vales y
que te valoran y es por ello por lo que no consentirías hacer algo
que te devalúe, te quieres demasiado como para reconocerte mediocre.
Yo
tengo miedo al éxito y soy una perranca, que una cosa no quita la
otra. Me da pereza esforzarme porque salgo de mi zona de confort y
porque pienso que luego no se me permite parar. Porque la única
salida es hacia delante, para no devaluarte tienes que esforzarte más
y conseguir un éxito tras otro, si te paras estás condenado.
Y al
tener miedo a no defraudar y ser mediocre, me convierto precisamente
en alguien que por no hacer nada defrauda y se defrauda de una forma
mediocre.
Cómo
se puede romper este círculo autodestructivo cuando:
- Nuestro valor como personas depende del éxito que tengamos.
- Conseguir los siguientes éxitos dependen de más trabajo, esfuerzo y mayores responsabilidades.
- Pensamos que al lograr nuestra meta perdemos la motivación.
¿Puede
un ególatra asumir que habrá veces en las que sea vulgar? Todavía
no lo sé.
3 comentarios:
Yo soy vago, soy procastinador nato, y he tenido el mismo "problema " que tú. Todos mis profesores siempre decían eso de "si se esforzara sería ..." pero qué quieres que te diga...Mi problema creo que no es el miedo al éxito. Mi problema es que tengo una mente demasiado dispersa y me cuesta horrores concentrarme en algo más de 10 minutos. Y eso amiga mia, se llama déficit de atención. Que lo descubras con 30 años es, como te diría..una putada!
Tu no dejas de hacer cosas merlucito, ¡te faltan horas en el día!.
Por cierto, ¿sabes que hay un estudio que dicen que los que son más dispersos es que son más inteligentes? xD.
“Es una niña muy lista, puede hacer lo que quiera en la vida, si quiere” o "Es un niño muy inteligente, si se concentrase podría ser el mejor".
Son frases estándar de los profesores: se la dicen a los padres de todos los alumnos para motivarlos. En general suelen ser mentira, así de simple: los casos en que puedan ser reales quedan ahogados por la sistematización de las frases.
Se las dicen absolutamente a todos los padres de alumnos, hasta a los auténticos gilipollas. Son para motivar, mentiras piadosas.
El problema es que te creas esas mentiras, porque cuando te pegas la hostia... ya no dejas de caer.
Otra cosa que hacen es, si eres potencialmente conflictivo (problemas familiares, minoría étnica, problemas psicológicos,etc), tratarte muy bien, amablemente, dar la sensación de que se preocupan: es una especie de método empleado como válvula de escape de la presión a la que ciertos niños se ven sometidos en la escuela. ¿Por qué? Pues simple: para que un buen día no se le crucen los cables al alumno y la sangre corra.
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.