4 abr 2012

¿Repudiar una sonrisa por un smiley?


Hace unas semanas leí un post que me dejaba algo inquieta, al igual que a su autor. El blog donde lo leí se llama Ni libre ni ocupado, escrito por Daniel Díaz, donde con magníficos relatos cortos nos cuenta las aventuras de su taxi, reales o imaginarias. Es un blog digno de seguir.

El post en cuestión se llama “Tan cerca es la distancia”, cuenta el alejamiento que ocurre cuando dos muchachas se encuentran cara a cara y su proximidad al sumirse ambas en sus móviles e interactuar a través de la red.


¿Qué está ocurriendo? ¿Cómo nos relacionamos? ¿Cómo vamos a relacionarnos en el futuro? Estas preguntas asoman por mis pensamientos y me preocupan al leer cosas como la que nos cuenta Dani en esta ocasión y al leer noticias como que la adicción de internet genera daños cerebrales, o que es una enfermedad como la ludopatía. No creo ni que genere daños cerebrales, ni que sea una enfermedad ludópata, pero sí creo que debemos preocuparnos por lo que dejamos de hacer cuando navegamos.

He crecido con ordenador en casa desde pequeñaja, he crecido desde la edad del pavo con internet y casi al mismo tiempo he dispuesto de un teléfono móvil. Estoy hablando de hace 15 años, cuando internet en los hogares empezaba a ser una realidad más común pero de unos pocos y cuando no era habitual encontrarse a una niña de 13 o 14 años con teléfono móvil.

No tuve estos problemas de adicción que se dice que abrazan los jóvenes de ahora, únicamente tuve dos incidentes relativos al gasto del teléfono de los cuales tuve que hacerme responsable de las consecuencias. No ocurrió esto por adicción, sino porque estaba en edad de aprender lo que son los límites y qué ocurría cuando los sobrepasabas. Creo que muchas personas ven la “adicción a internet” desde este punto de vista; que se debería limitar el uso, bla, bla, bla. Los derroteros no van por ese camino, el problema no es éste sino otro muy diferente.

Ya no podemos hacer nada, no hay vuelta atrás. Internet está en nuestras vidas y no va a salir de ellas. Internet ya no es el lugar donde obtener información o comunicarse simplemente, internet es una forma de vida que cada día gana más terreno. Pese a quien le pese.

El dilema lo encuentro en el aprendizaje de la comunicación, hay que aceptar que internet está aquí pero no hay que olvidar que vivimos con personas a nuestro lado y que hay que interactuar cara a cara con ellas. La incursión de internet en casi cada terreno de nuestras vidas no es malo per se, pero hay que desligarse de la idea de convertirnos en robots, somos humanos, somos animales, nos tenemos que relacionar como animales.

Se frivoliza también con las relaciones por internet, todavía hay mucha gente que cree que es una comunicación fría y sin sentimientos. Esto no es cierto, por la red existe la misma calidad de comunicación porque ésto depende de cómo lo expresa el locutor y de cómo lo interpreta el receptor.

Es cierto que en ocasiones es más fácil hablar con alguien por la red, donde tus ojos no te delatan y donde si no quieres seguir con un tema lo puedes zanjar de una forma zafia con la desconexión o el bloqueo de esa persona. Pero esto es en una situación incómoda, una situación que no quieres afrontar o no en ese momento. ¿Qué ocurre como en el caso de esas chiquillas del taxi, cuando el momento es alegre? No soy capaz de comprender cual puede ser la incomodidad de reirse juntas mirándose a la cara cuando algo es gracioso.

Creo sinceramente que no debemos olvidar cómo comunicarnos cara a cara y no debemos dejar de enseñar que los dos tipos de comunicación son buenos y hay que saber relacionarse en ambos medios. ¿Cómo voy a querer repudiar una sonrisa por un smiley?.

Otra cuestión que tengo en mente es la falta de educación por quienes quedan con una persona o un grupo de ellas para hacer una actividad o tomar algo juntas y sin embargo se pasan todo el tiempo absortos con el móvil. Pero creo que esto, que está relacionado, lo dejo para otro post.

¡Saludos!

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Si cuando estoy con alguien atiende el móvil constantemente: sms, twiter, FB, etc. digo que me voy al baño y me largo. Sin explicaciones como no hubo advertencia previa de la prioridad del que llama por encima del que se desplaza a verte.

Unknown dijo...

A mi me cuesta más hacer eso que dices, pero ganas me entran. Una cosa es atender una llamada u sms y otra cosa es desatender a la persona con la que estás. Sobre esto me explayaré pronto xD.

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